Dejar un objeto en un lugar y pronto olvidar donde lo hemos dispuesto no es una experiencia poco común. Muchas veces, por no prestar atención o estar envueltos en el ajetreo de la vida, las instrucciones de cómo encontrarlo se borran de nuestra mente. Sin embargo existe una estrategia efectiva para encontrarlo.

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Los olvidos pueden volverse una parte común de nuestro día a día sobre todo cuando nuestras jornadas están atestadas de actividades. Sin embargo, cuando los mismos comienzan a interferir con nuestro día a día y nuestras tareas cotidianas, allí es cuando estos no deben normalizarse. 

¿Cuándo los olvidos son razón de preocupación?

Pero existen olvidos que son más comunes y menos preocupantes, y en esa categoría puede ingresar el olvidarnos dónde dejamos las llaves o el celular. En estos casos existen patrones que destacan que no hay signo de alarma como no recordar detalles irrelevantes o quejarnos de nuestra memoria siendo conscientes de nuestro problema de atención.

En los casos en que estemos enterados de nuestros olvidos y faltas de atención, no tenemos por qué alarmarnos. Estos signos dan indicios de ser olvidos no patológicos como la demencia. Así no hace falta consultar a un médico cuando no sabemos dónde pusimos nuestra billetera, sino seguir ciertas estrategias para mejorar nuestra agilidad mental y capacidad cognitiva.

¿De qué se trata esta sencilla estrategia para recordar? 

Este truco se basa en una estrategia mnemotécnica, un proceso intelectual que consiste en establecer vínculos para recordar una cosa. Esta técnica fue desarrollada por Markus Hoffman, coach de aprendizaje que resolvió una simple herramienta para recordar el lugar donde dejamos las cosas. Esta consiste en despedirnos de los objetos cuando los dejamos en un lugar.

Aunque parezca raro saludar a un objeto inanimado, esta estrategia es bastante efectiva. Esto se debe a que este pequeño gesto provoca un anclaje en la memoria, ayudando a recordar posteriormente dónde lo hemos dejado. Por otro lado, la entrenadora de memoria Margit Ahrens, sugiere asignar un lugar concreto y llamativo para los objetos más utilizados.